Antes de que los astrólogos chinos y Galileo afirmaban que el mundo era esférico la gente creía que el mundo era plano - aunque sus ojos le dijeron que el horizonte parecía curvado. Quizás pensaba era encorvado porque el mar era redondo debido del hecho que estaba rodeado por tierra. Los barcos podían navegar por el Mediterráneo siguiendo la costa, finalmente llegando a su destinación - finalmente. Pero, habiendo llegado a la conclusión de que el Mediterráneo era redondo debían decidido que si hubieran zarpado en una linea recta para cruzar el mar abierto llegarían al otro lado.
Como Hércules había despedazado la tierra que rodeaba el Mediterráneo para llegar a Gades (Cádiz) y el mundo entero, los marineros entonces suponían que podrían navegar por todo el mundo y eventualmente volver al sitio desde donde habían comenzado. ¿Cuántos capitanes, sentados en sus mesas redondas, miraban sus cartas de navegación incompletas y se preguntaban que podría estar sobre el horizonte de sus mesas curvadas?
Cuando el Capitán Cristóbal Colon zarpó con tres veleros los marineros deben haber pensado sería solamente algunos días antes de que alcanzaran el otro lado pero, como las semanas pasaron y todavía lo que veían era un horizonte sin tierra, debían pensado que estaban navegando al desconocido y estaban a punto de caer del borde del mundo y eso debían causado muchas crisis nerviosas. Por lo menos tenían la consolación de que, no importaba el tiempo transcurrido ni la velocidad de los veleros, nunca parecían llegar más cerca al precipicio. No hasta el día 12 de abril del año 1961, cuando Yuri Gegarin zarpó para orbitar el mundo, que el hombre emprendería tal aventura - y ninguno de los dos aventureros tenían un teléfono móvil.